¡Estaba tan lejos cómo de España a Australia! Cuando llegamos allí, estaba tan cansado como una vaca después de un rodeo. Asturias era tan bonita cómo una flor llamada rosa. Al día siguiente, cuando me desperté pensé, ¿ Será este el principio de mi carrera como explorador? Tras haberlo pensado, se lo conté a mi madre, y ella me respondió: ¡Ay, Dios mio! ¡Ay, mi niño! ¡Ay, que se me esta volviendo loco! Yo le contesté: ¡Pues explorador tiene que ser tan divertido como montarse en una montaña Rusa, o más! Mi madre se desmayó en la cama, y mi padre calló al suelo desvanecido cómo una rosa pocha. En el camino de vuelta, cuando nos hayabamos por Grecia aproximadamente, todo el mundo en el coche venía en silencio, dormida, hasta que yo suspiré diciendo: Es de oro el silencio. De perros es el ruido.
Curro Caro Parrado. 10/5/11.
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